11 de agosto de 2022

EL COMENSAL (GABRIELA YBARRA)

agosto 11, 2022 3

Dice Gabriela Ybarra que a menudo, imaginar ha sido la única opción que te ha tenido para intentar comprender e intentando buscar referencias en torno al asesinato de su abuelo en manos de ETA, decidió escribir El comensal. Tanto Caballo de Troya como Literatura Random House recogen la memoria familiar de sus antepasados.




Cuentan que en mi familia siempre se sienta un comensal de más en cada comida. Es invisible, pero está ahí. Tiene plato, vaso y cubiertos. De vez en cuando aparece, proyecta su sombra sobre la mesa y borra a alguno de los presentes.


La obra se recoge en dos partes. En la primera, se narra el secuestro de Javier Ybarra, su ocupación, y la vida de su familia en esa época. A modo introductorio, y aunque se recopilan algunos datos en el libro, dejaré constancia de que formaba parte de una familia pudiente. Fue, entre otros, alcalde de Bilbao, presidente de los periódicos El Correo y El Diario Vasco. Estudió Derecho, fue miembro de la Real Academia de la Historia, y líder de un Partido Liberal-Conservador de Vizcaya. 

Ybarra fue secuestrado el 20 de mayo del 77 en la casa familiar de Neguri, fue Marcelina (la asistenta) la que dirigió a los encapuchados, vestidos de enfermeros, por la casa hasta llegar a donde se encontraba él. Su hijo y sus hermanos fueron maniatados, fotografiados, y dichas imágenes fueron enviadas a la prensa. Pidieron un rescate, con fecha tope de pago el 18 de junio del 77. Le dispararon en la cabeza ese mismo día, encontraron el cadáver en el Alto de Barazar dentro de una bolsa de plástico, con los brazos atados a la espalda y los ojos vendados y con claros indicios de malnutrición (había perdido más de 20 kilos) Antes de matarlo, los terroristas lo mantuvieron en un zulo lleno de sus propios excrementos. Por el estado del cuerpo se cree que estuvo encogido mucho tiempo sin poder moverse. 


La muerte de mi madre resucitó la de mi abuelo paterno. Hasta entonces para mí el asesinato eran solo unas esposas metidas en una vitrina al lado de las llamas de bronce que mis padres trajeron de Perú. El tedio de la enfermedad llamó al tedio de la espera del secuestro. Mi padre empezó a hablar de rosarios manchados con sangre. Yo aún tardaría varios meses en comprender su dolor.


Puede parecer que estoy haciendo spoiler del libro pero toda esta información está en internet al alcance de cualquier usuario. Es sobrecogedor el relato e indignante el final del abuelo de Gabriela Ybarra, que recoge con una pluma delicada y muy emotiva. Cómo lo narra es lo mágico de este relato.


En la segunda parte seremos partícipes de la enfermedad de su madre, a quien le dedica la mayor parte de este escrito. Diagnosticada de cáncer, decide viajar a Estados Unidos a tratarse. Y Gabriela le acompaña en cada visita médica, trámite y en cada vómito, y es quien realmente le haga madurar de golpe y le enseñe el verdadero significado de la vida, de la muerte y de la definición real del término “FAMILIA”. Una familia marcada por la tragedia y ésta, a su vez, no solo por el poder y la política, sino también por la propia vida.


Mi madre no era ni tres párrafos ni seis párrafos”.


Ser partícipe del deterioro físico y psíquico de su madre, ver cómo se iba consumiendo fue el detonante para que la autora se lanzara a escribir. Y así empezó a indagar, a preguntar y a buscar información, incluso se documentó en la obra de su abuelo, y ahora continúa con su legado literario. No recuerdo dónde leí que a veces hay que adentrarse en el dolor del alma para tocar fondo y que salga la mayor inspiración, especialmente con historias tan traumáticas como esta. Gabriela rinde el mejor homenaje posible para su madre, con la desnudez de palabra.


Mi madre era el opuesto de mi padre. Mi madre era una pluma. Mi padre es una mole de hormigón a la que le gustaría ser pluma.


El perfil del padre también es magnífico, resulta escalofriante a veces, pero esto os lo dejo a vuestro propio descubrimiento. El libro se lee de una sentada, casi sin pestañear, y emociona sin buscar la lágrima fácil. Se basa en la sencillez y en una naturalidad reflejada en palabras bien definidas, que están vividas, sufridas, maceradas y finalmente, relatadas, como en un ejercicio catártico. Sí hay una parte de ficción o de irrealismo en algunas cosas, hablamos de un texto novelado, pero que va absorbiendo al lector sin darse cuenta. Un libro duro y a la vez hermoso.




Tres veces he leído esta novela, la primera hace ya unos años, y me sigue encantando tras cada lectura así que no puedo dejar de recomendarlo. Me fui de cabeza al cine a ver el estreno de su adaptación a película y lo cierto es que me desilusionó totalmente, han modificado muchísimas cosas sobre el original. Una pena, con lo que me gustan los protagonistas y lo bien que lo hacen. Quien verdaderamente está bien plasmado es su padre y su relación con él, así que si os animáis os aconsejo hacerlo primero con el libro. No lo dejéis pasar.