28 de noviembre de 2024

NO DEJAR QUE SE APAGUE EL FUEGO (MIRIAM TOWES)

noviembre 28, 2024 2

Tras leer Ellas hablan —que no me gustó nada— dudé en adentrarme en No dejar que se apague el fuego de Miriam Towes y lo cierto es que me ha gustado mucho. ¡Al lío!




Tres mujeres son las protagonistas principales: abuela, hija y nieta. Elvira es una abuela poco convencional, maneja un lenguaje propio. La que fuera enfermera tiene ahora un montón de pastillas en la mesilla y es Swiv la que le cuida a ella. Criada en un entorno estrictamente religioso, apostó por sus leyes e independencia. Swiv ha sido expulsada del colegio por pelearse y mientras, cuida de su abuela. Conflictos internos que la posicionan como una niña de doble filo, muy bruta y muy tierna al mismo tiempo. Su madre está embarazada de Garby, a quien tiene muchas ganas de conocer. Es actriz de teatro y llega a casa extenuada y es la hija quien insiste en que se cuide. Todas son muy impulsivas y emocionales y tienen sus propios demonios. Forman una familia muy particular, que rompe con las normas establecidas, y son como una especie de Santísima Trinidad; muy luchadoras de manera individual y ganan fuerza en el conjunto.



"Mamá estaba hecha polvísimo. Yo me senté a su lado en las escaleras. Tenía los ojos cerrados. Le pregunté si era posible vivir sin corazón, si era posible dejarlo en alguna parte y daba igual". 



Toews hace acopio de una narrativa única a la que inicialmente cuesta sacarle miga, es por ello que la primera parte del libro me sentí muy perdida y estuve tentada de abandonarlo. Pero en la segunda parte la autora empieza a hurgar en los entresijos del alma de manera unilateral, poniendo al lector en un prisma más cómodo, entendiendo al personaje (no por ello compartiendo usos y costumbres). Para mí este libro tiene mucha carga emocional, y me resulta de género indefinido; es un híbrido entre lo intimista, lo tragicómico, lo distópico y la memoria familiar. Si algo tiene Toews es que o la odias o la adoras, sin medias tintas.



"Tengo vídeos de la abuela en el móvil. En uno le pregunto qué pasará con su cuerpo cuando muera. Aaaaah, ¡mi cuerpo!, dice. Mi cuerpo se convertirá en energía que iluminará tu camino" .



Me ha enamorado Swiv, su inteligencia emocional a pesar de su edad; me he reído infinidad con Elvira, extenuante y loquísima; he alucinado con la madre de Swiv, con sus cambios de humor inherentes al embarazo y me ha entristecido su pasado. Las tres comprenden la estructura familiar como un pilar, tenga la forma que tenga. Y Garby, quien nace en una familia atípica y férrea. 


" Cuando se pone a roncar, a veces me fumo un Marlie del paquete que mi madre tiene guardado en el cajón de arriba de la cómoda, para el puñetero día de gloria en que no esté preñada de Garby y no está tan hecha polvísimo. Me salgo a la puerta de atrás y le doy un par de caladas y miro al cielo. O tiro pinzas a un cubo e intento meterlos dentro. Si fallo es que no vas a volver. Si las meto todas es que vuelves ".



En definitiva, una novela familiar donde el peso de la narrativa radica en las emociones; es, al mismo tiempo, la definición del lazo carnal más puro.





12 de noviembre de 2024

LA TRENZA (Laetita Colombani)

noviembre 12, 2024 2

Hay obras de las que reniegas y esperas a que dejen de ser una novedad para descubrir. Así llegué yo a La trenza de  Laetita Colombani. ¡Vamos al lío! 




Comenzamos con Smita, una india que se encarga de recoger los excrementos de veinte viviendas de gente con alto poder adquisitivo y, a cambio, le dan los restos de comida. Así sobrevive, recogiendo con sus manos desnudas lo que expulsan los cuerpos de esas personas, y portándolo en una cesta que odia. Desea que su hija Lalita no siga su trayectoria y vaya a la escuela.



" Tú no tienes derecho a estar aquí. Eres una dalit, una scavenger, y lo seguirás siendo, ésa será tu vida. Morirás en la mierda, como tu madre y tu abuela antes que tú. Como tus hijos, tus nietos y todos tus descendientes. Para vosotros, los intocables, escoria de la humanidad, no habrá más que ése, ese olor inmundo por los siglos de los siglos, sólo la mierda de los demás, la mierda del mundo entero tendréis que recoger". 



Nos trasladamos a Sicilia y descubrimos a Giulia, que trabaja en el taller familiar, donde generación a generación confeccionan pelucas de pelo auténtico, natural. Su padre sufre un accidente que lo retiene en el hospital y al encargarse ella de gestionarlo en su ausencia, destapa que el negocio está en quiebra. Ella no solo coge el legado, sino que busca opciones para salir a flote sin tener que cerrar y despedir a todas aquellas mujeres que trabajan para ellos. Como vía de escape, cuando acaba su jornada se refugia en los libros.



" Uno no sale de los límites de su casta impunemente".



Por último, viajamos a Canadá, donde conocemos a Sarah. Abogada de éxito, madre, divorciada de dos hombres, es ahora socia de un bufete. Un día se desploma durante un juicio y desde ese momento, asume que el trabajo ha de quedar en un segundo plano, y pasa de vivir desde lo alto de sus tacones a sentirse discriminada y tener que aprender a navegar entre tiburones.


En esta obra se cruzan tres historias que convergen de manera paralela e independiente hasta que se cruzan, algo que se sabe predecible desde las primeras páginas. Tiene una narrativa muy fluida donde se exponen perfectamente temas universales como  la diferencia de clases sociales y  la brecha salarial que, lamentablemente y pasen los años que pasen, parece que no conseguimos erradicarlas.  En toda obra siempre hay un personaje que nos llama más la atención, que tiene alguna característica que odiamos o que admiramos; para mí ha sido la entereza de Smita, y es que es increíble hasta dónde puede llevar un ser humano con tal de salir adelante. 


La trenza es una historia de mujeres con una clara reivindicación feminista, y una prosa muy ligera. Si buscas una lectura sencilla, emotiva y sin grandes pretensiones, es totalmente recomendable. 



5 de noviembre de 2024

CUERPO VÍTREO (Aurora Freijo Corbeira)

noviembre 05, 2024 10

Tras la publicación de La ternera, Aurora Freijo Cobeira lanzó su segunda novela, Cuerpo Vítreo, donde nuevamente nos topamos con emociones, sentimientos, silencios y, especialmente, soledad. Me pregunto: ¿es la enfermedad  muy solitaria o quizá sea la soledad inherente a la enfermedad? ¡Vamos al lío!





En esta obra tenemos a una mujer que tiene una grave enfermedad ocular y que padece unos vértigos que la dejan totalmente anulada. Su cuerpo se debilita y su alma se resquebraja. A través de las palabras, que es lo único que le hace sanar, nos hace partícipes mediante varias subtramas del deterioro hasta el final de los días de su madre, porque ahora que siente la muerte más cercana no puede evitar evocar a su progenitora. También nos expone algunas de sus relaciones personales, en concreto con T, un amante al que siempre recurre en pensamiento a pesar de lo poquito que le ofreció y, mientras relata, sigue adelante, con la esperanza de una pequeña mejoría que le haga volver a la mujer que fue.



" Si utilizara menos los ojos, ¿me durarán más? Es un sinsentido. Lo sabe. Pero los cierra para no gastarlos. Vuelve a casa. Solo puede ocuparse de vigilar su ojo".



Ese camino tan unilateral que se percibe desde el principio es descorazonador, te deja un poco encogidita y, al mismo tiempo, una se pregunta cuánto, hasta cuándo, cómo, y no puede evitar entristecerse. El lenguaje es muy poético, en algunas partes incluso rebuscado, pero a mí me ha gustado ese dejar entrever algo tan universal como la enfermedad, la muerte, la vulnerabilidad, la fragilidad, un cuerpo que se va haciendo añicos.



"La muerte no puede acompañarse, piensa en el ascensor, es la soledad mayor. Su madre la tiene en su propia carne, es una propiedad que no se puede compartir. es toda suya, aun cuando hace mil años su madre y ella fueron una. Somos una comunidad en soledad propia".



Me gustó mucho esta obra, basta con ser un poquito empático para comprender la magnitud del dolor físico, de la soledad y del desgarro emocional. Echadle un vistazo.



" Su corazón, y cuál no, está agrietado y lleno de claroscuros; y si no, es imposible amar, incluso luminosamente. Ya se sabe: solo con oscuridad resplandece la luz  y se aciertan los colores. Su ojo izquierdo ahora ve tenues los colores".