26 de marzo de 2022

“ LAS GRATITUDES” (DeLphine de Vigan)

Delphine de Vigan es una autora a la que siempre le sigo la pista. En España es Anagrama quien publica su obra; esta última de 2021 es "Las gratitudes" de la que os quiero hablar hoy. 




Michka Seld acaba de ser ingresada en un geriátrico. La que fuera corresponsal ahora padece afasia; las letras bailan a su antojo formando frases coherentes,  pronunciando palabras que aunque se entienden por el contexto y suenan parecido, no son las correctas. Jérôme es el logopeda que trabaja con ella, un profesional muy empático que termina por acostumbrarse a sus silencios. Intenta que recupere parte del habla, ya que la enfermedad se puede estabilizar pero no erradicar, y con el paso del tiempo irá a peor.


"Soy logopeda. Trabajo con las palabras y con el silencio. Con lo que no se dice. Trabajo con la vergüenza, con los secretos, con los remordimientos. Trabajo con la ausencia, con los recuerdos que ya no están y con los que resurgen tras un nombre, una imagen, un perfume. Trabajo con el dolor de ayer y con el de hoy. Con las confidencias.

Y con el miedo a morir.

Forma parte de mi oficio. 

Pero lo que me sigue sorprendiendo, lo que me alucina incluso, lo que aún hoy me deja sin aliento, es la perdurabilidad de las penas infantiles. La huella ardiente, incandescente, que dejan a pesar de los años. Una huella indeleble".


Su último deseo consiste en encontrar al matrimonio Olfinger, que acogió a esta niña judía ocultándola de los alemanes y que hizo lo posible por que no muriera en un campo de concentración. Quiere hacerlo antes de que esas palabras de gratitud se evaporen; pero Michka no puede desplazarse. Marie es su vecina; tienen una relación muy estrecha, casi de madre e hija.  Era esta quien, a pesar de no tener hijos propios, la cuidó muchísimas veces desde que fuera una niña. Jérôme por su parte también tiene un frente abierto desde hace muchos años. Con una narración a dos voces, vemos en Las gratitudes cómo Marie y Jérôme unen fuerzas para intentar hacer de los últimos días de la anciana un espacio más confortable y cálido. 

 

"¿Todavía os abraza alguien? ¿Cuánto hace que otra piel no entra en contacto con la vuestra?

Cuando me imagino vieja, realmente vieja, cuando intento proyectarme dentro de cuarenta o cincuenta años, lo que me resulta más doloroso, más insoportable, es la idea e que ya nadie me toque. La desaparición progresiva o repentina del contacto físico.

Quizá la necesidad no sea la misma, quizá el cuerpo se retraiga, se acurruque, se entumezca, como durante un largo ayuno. O quizá, por el contrario, se queje de hambre, una queja muda, insoportable, que ya nadie quiere escuchar".


Esta mujer es adorable y con su entrañabilidad y su buena fe crea además un lenguaje particular que siempre permanecerá en torno a los suyos. Si en "Las lealtades" la francesa hablaba sobre el alcoholismo de un adolescente, con esa sensación de soledad tan palpable desde el principio, en "Las gratitudes" reivindica una situación común para muchos de nuestros mayores, y se adentra en terreno distópico en cuanto al trato médico y profesional; además habla de un trastorno que muchos pacientes sufren tras ictus, embolia o hemorragia cerebral, entre otros, y que en la mayor parte de los casos perdura en el tiempo.  Personalmente creo que De Vigan es una gran narradora de emociones y a mí con esta obra me ha dejado el corazón un poquito encogido. Una novela muy íntima, reflexiva y totalmente recomendable.

23 de marzo de 2022

" POLLO CON CIRUELAS " (Marjane Satrapi)

Conocía a Marjane Satrapi de Persépolis, aunque por el momento no lo he leído. Tras la recomendación de Rocío me animé a adentrarme en las páginas de Pollo con ciruelas, con el que me he enamorado de  esta autora iraní, y es que ya os anticipo que me ha fascinado. Bajo el sello de Norma editorial, hoy vengo a contaros un poquito más sobre este cómic.



Nasser Ali ya no tiene ganas de seguir viviendo. Este músico necesita un nuevo jar con el que tocar, el suyo está roto. Esa pesadumbre le inunda el corazón, sabe que aunque lo encontrara, ninguno llegaría a ser igual ni tener el mismo valor, porque se lo regaló su maestro. Le aconsejan uno que dicen es magnífico, y que tiene que ir a recoger a otro lugar, y se lleva a su hijo en el viaje. Lo compra, lo prueba y, sin embargo, nada le devuelve el placer de interpretar. La inspiración no llega, está enterrada, y eso le frustra, así que decide dejarse morir. 


A lo largo de siete días veremos la evolución de Ali, comenzando en la fecha 15.11.1958. El músico extraña tanto a su madre, que va rememorando varios momentos, entre ellos se recuerda comiendo plato con ciruelas, su manjar  favorito. Poco a poco el lector va conociendo el núcleo de su sufrimiento y va asumiendo la evolución del protagonista, que en un principio se perfila como un ser gris, gruñón, un tanto arrogante y bastante desapegado de su familia.

 


Este giro resulta sublime en manos de Satrapi, quien además conoce de primera mano lo que es tener que permanecer silente.  Estudió en Viena durante el conflicto bélico entre Irán e Irak, que duró cinco años; luego se instaló en Teherán, donde estudió Bellas Artes. Por sus ideas liberales y la represión femenina reinante en el país la obligaron a autoexiliarse y se fue a Francia. Ahí fue donde entró en el mundo de cómic, y es mediante sus ilustraciones con lo que se sirve para reivindicar sus injusticias.





Volviendo a la línea argumental y al tono, que me enredo, en conjunto Pollo con ciruelas me ha parecido extraordinario. El perfil psicológico de todos los protagonistas se define a la perfección, y Nasser, el principal, termina por resultar entrañable. También hay otro personaje que me ha encogido el corazón, su hijo, que poco habla pero mucho transmite. En resumen, y teniendo en cuenta que acudo en muy contadas ocasiones al formato cómic, es una lectura que perdurará en mí y que por tanto recomiendo sin lugar a dudas. Lo mejor es que si no lo conocéis, lo descubráis por vosotros mismos.

 

16 de marzo de 2022

" SECRETOS DEL ARENAL " (Félix G. Modroño)

Quedan pocos días para que vea la luz lo último de Félix G. Modroño, con el que además cambia de registro, y revisando mi biblioteca digital me he dicho, me apetece hablaros de "Secretos del Arenal". Publicado por Algaida en 2014, este título obtuvo el Premio Ateneo de Sevilla. Hoy vengo a contaros mis impresiones sobre esta novela, que sepamos, autoconclusiva.  Vamos al lío.



Año 1989. Silvia Santander es el pseudónimo que utiliza una periodista que trabaja en un revista especializada en vinos y gastronomía. Tiene cabida en Bilbao un concurso de sumilleres de la zona norte al que ésta acude en calidad profesional, y donde conoce a Mateo, el ganador. No solo se conocen sin que se aproximan.  Ella comienza una conexión especial a través de correo electrónico, proponiéndole leer el libro “Secretos del arenal”, una historia de hambre y supervivencia ambientado en Sevilla. ¿Descubrirá Mateo que es Silvia la que se esconde tras ese  juego? ¿Cuál es su verdadero nombre y por qué lo oculta?


No tiene sentido que personas que significan tanto en nuestras vidas desaparezcan de repente, sin más, para emprender caminos que posiblemente no vuelvan a cruzarse.


En la actualidad mantiene una relación con David, aunque la vida en pareja tradicional no es algo que encaje correctamente con ella. Su hermana fue violada y asesinada en terribles circunstancias, la encontraron un año después de su desaparición en el monte de Artxanda. Un año de incertidumbre, de falsas esperanzas, para un desenlace tan trágico. Este hecho le hace no solo seguir procesando el duelo por su ausencia, sino también desconfiar de cada hombre que le rodea. De momento no ha aparecido el asesino y Asier, el ertzaina que llevó el caso, le cuenta que ha aparecido otro cuerpo con un patrón similiar: mutilada, violada y asesinada. 


Una muerte violenta cambió mi vida. Y si bien el paso del tiempo ha conseguido atemperar los recuerdos del dolor, raro es el día en que su cadáver no se me viene a la cabeza, creando un sustrato de niebla que subyace en todos mis pensamientos y agudiza mi melancolía.


En una segunda línea argumental, conocemos a Olalla Carmona, una artista sevillana con una infancia interrumpida tras el asesinato de su padres a sangre fría en julio del 36. Criada con sus tías, el odio lo tiene incrustado en los poros de su piel. Le ronda un muchacho, Martín Villalpando, que se propone cortejarla sin dejarle resuello, y tal y como cumplen los cánones de la época y, asesorada por sus tías, todo lleva su curso natural y ella ha de dejarse seducir. Se nos presenta también a Pepe el Tumba, un personaje vil y cruento que le tiene echado el ojo y que pone la guinda al pastel.


Es a partir de aquí donde el autor nos propone dos hilos temporales a salto entre dos ciudades; Silvia en un Bilbao casi actual, y Olalla Carmona en un Sevilla bastantes años atrás. El lector establece la búsqueda entre ambas historias y ambas metrópolis que no solo comparten un Arenal, sino que están ligadas por algo más especial, en perfecta sincronía.


Era difícil crecer con esa sensación de vacío interior.



La intriga se nos sirve en bandeja y no se resuelve hasta la última parte del libro, momento en que se conectan ambas historias. ¿Qué le sucederá a Olalla Carmona?  ¿Se resolverá el asesinato de la hermana de Silvia? Estas y otras cuestiones serán desveladas a lo largo de esta novela que mantiene la intriga de principio a fin.  Cuando se dan dos vertientes en la narrativa, una suele destacar más, prevalece o capta más el interés de quien lee. En mi caso, confieso haberme visto seducida por ambos escenarios y ambas épocas.




Con un tono nostálgico, pasearemos por las altas temperaturas sevillanas así como por los cielos grises de Bilbao, envueltos en esa ambientación histórica inherente al portugalujo en la que tan bien se desenvuelve. 

"Secretos del Arenal" me ha gustado mucho, me ha emocionado y arrancado sonrisas, aunque reconozco que hay otros títulos del escritor que me han entusiasmado más (esas de cielos grises y almas dormidas, ejem, ejem). Recomiendo sin duda este relato entrañable que aúna misterio, romance y secretos, que te envuelve con un manto cálido.


4 de marzo de 2022

" H DE HALCÓN" (Helen Macdonald)

Con todos los premios que tiene este libro (Best seller del NY times, Premio Samuel Johnson al mejor libro de No Ficción, Premio Costa al mejor libro del año) no sé cómo no había reparado antes en él. "H de Halcón" de Helen Macdonald es, cuanto menos, un libro que no deja indiferente. Escrito originalmente en inglés,  a España llegó en 2015 de la mano de Ático de los libros.



Cambridge. Tras el fallecimiento del padre de Helen decide comprar y adiestrar un azor, un ave letal.  Se vuelca en la cetrería hasta el punto de convertirse en su obsesión y por ende, en adicción. El mundo de las aves es el refugio donde guarecerse del dolor. La autora se apoya en la obra de T. H. White, compartiendo múltiples referencias bibliográficas, buscando refugio en ellas para así escapar del sufrimiento; casi se podría decir que  se establece un paralelismo entre la vida de  White y la de Macdonald. Está compuesta de dos partes, la primera se posiciona más en el dolor candente provocado por la muerte, la ausencia, el vacío, enfocado desde la ira y la negación; en la segunda, tenemos a una Helen más madura, desde un prisma más sereno, establecido, y que lucha por su crecimiento interior.

El tono es gris, melancólico, y la narración muy bella. Yo no no he conseguido conectar del todo con esta historia, porque prevalecen todas esas referencias a cetrería (halcones, azores, urogallos, entre otros) que la exposición de emociones y sensaciones, que personalmente creo se queda en una parte demudada, silenciosa, como si vulgarmente dijéramos se viera la ausencia "desde la barrera".  Buscaba una lectura sobre duelo con un trasfondo aviar y me he topado con una obra que habla en un 90% de cetrería, una temática que no me interesa en absoluto y que me ha llegado a aburrir bastante, y el restante de alusiones a la memoria familiar, a volver a esos momentos compartidos con el padre que ya no está.

" El azor era un fuego que consumía mis penas. En él no cabían ni arrepentimiento ni duelo. Ni pasado ni futuro. Vivía solo en el presente, y ese era mi refugio. Huía de la muerte sobre sus alas rayadas y batientes. Pero había olvidado que el acertijo que era la muerte estaba también inmerso en el azor, y que yo estaba inmersa en él".


A caballo entre el ensayo y la novela, la mayor parte de la narración se centra, como decía, en las publicaciones de T.H. White,  resultando densa, extensa y del todo innecesaria. Qué poco se habla de emociones enterradas, aunque lo hace, sí, en una proporción ínfima. Esos sentimientos se describen con maestría, de forma sincera. Cuando se desnuda se deja atravesar por el dolor y comparte con el lector todo ese cúmulo de palabras que se le agolpan en la garganta, aunque pocas veces se lo permite, como si ese océano estuviera demasiado congelado como para acercarse siquiera a mirar.

Por ser una obra personal, de no ficción, entiendo la necesidad de la autora de plasmar todo esto en papel, sin embargo, yo no he conseguido apenas empatizar con el personaje a pesar de comprender el sentimiento de abandono, latente desde el principio.  Ese duelo casi patológico que viene de no tratarse ni con la madre ni con un profesional de la salud mental, algo taaaan necesario, que respeto pero no comparto, y esa necesidad de huir del dolor que nunca funciona, apenas se nombra en este relato. Los recuerdos siempre encuentran una rendija por donde colarse y arrasar todo a su paso, pasen los años que pasen, pero Macdonald no se da espacio para cerrar la cicatriz. 


"He aquí una palabra. Duelo. O doliente. La palabra inglesa para duelo, bereavement, procede del inglés medieval bereafian, que significa <desposeer de algo, arrebatar, aprehender, robar>. Robado. Arrebatado. Todo el mundo lo sufre. Pero lo sientes sola. Por mucho que lo intentes, no puedes compartir la conmoción de la pérdida".


Iba con unas expectativas altísimas por recomendación y, si bien reconozco la originalidad de la obra, en conjunto me ha dejado un tanto fría. Me ha pesado más la parte que no me interesaba; de hecho, me he saltado párrafos y párrafos buscando terminar la lectura cuanto antes. Es cierto que no me había topado hasta el momento con un libro que se inmiscuyera en el universo de la cetrería pero lo que esperaba era que ahondase más en la descripción de emociones. En definitiva, ni blanco ni negro.