23 de marzo de 2024

LA DANZA DEL SOL (Isabel Alba)

Me fascinan las sinopsis de Acantilado porque son tan escuetas que siempre me termina sorprendiendo el contenido. En  "La danza del sol" de Isabel Alba parece que tenemos una novela coral y sí, pero también no. Os cuento.




Los Moscardó decide ir a pasar el fin de semana al Hotel Solymar, desconectar de las rutinas y disfrutar de la costa. Cada uno a su manera lo consigue, pero también es el tiempo en familia el que genera tiranteces y asperezas, y los demonios íntimos de cada uno van aflorando entre hijos, nietos y nueras. Y mientras se descubren sentimientos y emociones de Rocío, Lidia, Teresa, Antonio  o Manolo, entre otros, también otros huéspedes como  Thomas el alemán nos comparte sus inquietudes. Incluso el personal del hotel tiene hueco aquí, destacando a Miguel que como personaje muestra dos caras.


" Dentro tampoco está a salvo. No lo dejan las sombras. Las hay por todas partes. Da igual que esté encerrado en el cuarto. O libre. En la calle. Lo siguen a todas partes. Lo arrastran. Bajo metros de nieve donde duermen los niños para amanecer al día siguiente azules y muertos. Lo llevan lejos. A un mar sembrado de mochilas y zapatos".


Cada historia se va mostrando a pinceladas, concentradas en tres bloques; viernes, sábado y domingo, con capítulos cortos que hacen que te enganches al argumento y quieras continuar con otra historia más. Y disfrutando de los dimes y diretes de los Moscardó, que batallan por algo tan simple y complejo a la vez como es la vida, aparece Tamer, un personaje del que se van dejando entrever algunos de sus fantasmas y que nos deja un final terrible. Y Mireia, una niña de la que me voy a acordar siempre, porque si algo tiene la literatura es que cuando impacta ese hecho o personaje permanece en tu memoria siempre. Me ha emocionado también mucho el Doctor Al-Zahar.


El hombre es un animal enfermo. La rutina es su atadura. Si se desata, su perversidad se esparce. Como aceite en el agua.


En definitiva, un libro que me ha sorprendido favorablemente y del que algunos pasajes se me han quedado tatuados en la mente y un niño pequeño, tan solo un bebé, cuyo paradero te deja desangelada.