Confieso que siempre me provoca un puntito de tristeza hablar de un libro cuyo autor ya ha fallecido y, en este caso, a quien además puse rostro y voz en varias ocasiones. José Javier Abasolo publicaba El país equivocado en abril del pasado 2022  y nos dejaba tan solo un mes después. Hoy vengo a contaros mis impresiones.

Comenzamos con Steve Beasko, natural de Brooklyn. El antes policía y ahora detective de una compañía de seguros, recibe un encargo muy especial de parte de su amigo John Calvin Van Looy III, y es que éste le solicita viaje a España para recuperar los restos de su primo Jefferson, muerto durante la Guerra Civil. Al tratarse de una de las familias más acaudaladas de Nueva York, se hacen cargo de todos los gastos pertinentes, de manera que Beasko llega a Bilbao —ciudad natal de su padre— como punto neurálgico de su misión, y moviéndose desde ahí a otros puntos del país. Una vez instalado comienza a investigar y sin darse cuenta va entrando en terreno pantanoso. Corren tiempos difíciles en la capital, ganaron los fascistas y hay mucho secretismo a la par que mucho chisme circulando de aquí para allá, y él, que es perro viejo y no le interesa la política, además que le incomoda la dictadura de Franco,  no se la juega por nada. 

" Lo bueno de que España fuera una dictadura es que sabíamos que no nos habían tendido una trampa. No porque en este tipo de regímenes no se practique el arte del engaño, más bien suele suceder todo lo contrario, sino porque no necesitan recurrir a esa clase de añagazas para eliminar a la gente que les molesta". 

Su intuición le va guiando hacia una pista y para resolver la cuestión necesita ayuda médica y será Itxaso Arizmendi, enfermera e hija de un médico viejo amigo de su padre, quien le ayude. Se moverán por La Palanca, zona conflictiva de Bilbao, preguntando a diestro y siniestro para poder continuar con sus averiguaciones. Viajarán y se instalarán juntos para aprovechar el tiempo al máximo y evitar dimes y diretes. Recordemos que en la época no estaba bien visto que un hombre y una mujer se hospedaran juntos sin ser matrimonio. La pareja se alojará en El Carlton, un hotel muy significativo y que ganó mucha importancia durante el bombardeo de Bilbao.  Martínez, Miren y un limpiabotas al que se le suelta la lengua con unos cuantos txikitos de vino acompañan, entre otros, el elenco de personajes que conforman este relato policíaco y que resulta muy entretenido.

Regado de un toque de humor propio del perfil típico de detective, tan riguroso en su trabajo como tan terrible en los terrenos del amor, Abasolo nos expone a un Steve muy humano, profesional y un tanto desastre. Poco más puedo añadir, únicamente os animo a dejaros llevar por esta lectura que ahora que llega el veranito os amenizará el ratito de playa y piscina. 

La Historia forma parte de nosotros, y a veces aunque nos duela, al mismo tiempo nos gusta adentrarnos en acontecimientos pasados; la Guerra Fría, la I y II Guerra Mundial, la Guerra Civil, etc. Hoy vengo a hablaros de La decisión de Juana Mir de Ascensión Badiola. ¡Al lío!

Juana Mir (Pamplona 1893-1937 Bilbao) fue periodista, trabajó en el diario independiente La tarde, donde escribía una columna “La mujer escribe”. Ahí aprovechaba para denunciar la crueldad del ejército, especialmente el bombardeo de Durango y Gernika. La invasión alemana por las calles de Bilbao, el miedo a un nuevo bombardeo, la precariedad del momento y el hecho de que fueran los alemanes los que bombardearan Gernika —hecho que Franco no solo no admitió sino que negó— fueron el detonante para que Mir no se amilanara y siguiera denunciando la situación actual de los vizcaínos. Lamentablemente, el caso no pasó inadvertido para los franquistas sino que tuvo represalias; fue detenida en el domicilio de su familia en Bilbao, arrestada y llevada a la cárcel de Santutxu  y sometida a un consejo de guerra que dio por finalizar su vida en el Cementerio de Bilbao, en Derio.

Enfocado en forma de diario, Badiola recoge la vida de esta mujer de manera novelada y tomándose ciertas licencias ficcionales para darle mayor peso a la trama. Finaliza con una nota de la autora donde agrega hechos que sucedieron en realidad y recoge algunos de los artículos más significativos de la periodista. Leer esto casi un siglo después y pensar en que te pudieran fusilar por ello, es algo indignante a la vez que sorprendente, y verídico, al fin y al cabo.

Que en pleno 1936 esta mujer tuviera opción a vivir de una profesión regentada por hombres

fue algo muy reivindicativo dentro del enclave feminista y no, no fue asesinada por el hecho de ser mujer sino por ir en contra del régimen; en ese momento el sexo era indiferente para la ejecución, prevaleciendo los ideales políticos.  He querido añadir este listado de nombres y apellidos que acompañada al paredón de fusilamiento del cementerio y que está accesible para cualquier usuario.

Me ha gustado La decisión de Juana Mir, una novela entretenida, breve, bien documentada y contextualizada, que se lee en un suspiro y deja un regusto agridulce y que me hubiera gustado fuera más extensa.