24 de noviembre de 2022

MADERA QUEMADA (Sarah Hall)


Si hay un género literario que me enriquezca el alma ese es, sin duda, la novela intimista; leer sobre duelos, inocencias interrumpidas, violación, enfermedad o muerte me hace vivir al límite mis propias emociones y sentimientos y guardarles un lugar privilegiado. Madera quemada es una de esas historias especiales, en las que te adentras con pies de plomo sin estar segura de que el contenido te vaya a convencer y, contra todo pronóstico, sales destrozada pero airosa al mismo tiempo. Os cuento mis impresiones.



Comenzamos con una Edith de corta edad que ve a su madre desplomarse en el jardín de casa; es su padre quien la toma del brazo para acudir al hospital y también quien la devuelve a casa tras sufrir una hemorragia cerebral. A partir de aquí el mundo de Edith se desmorona porque como bien afirma,  a su madre "le salvaron la vida; a ella no pudieron salvarla". La que fuera escritora ahora se semeja por fuera a la mujer de antes y sigue oliendo a mamá, pero es alguien totalmente distinto, ya no es mamá sino Naomi. Mientras que la madre intenta adaptarse a su nueva persona, la hija refleja sus miedos y su personalidad con su obra, y es que es artista desde pequeña. Su padre queda en otro plano de su vida porque el hilo con su madre es inextricable, a pesar de que tienen que reconducir su nueva situación, nada sencillo. Y entre vínculos y nuevos procesos, la pequeña va creciendo y también eso se aprecia en su manera de crear; viaja a Japón y aprende una técnica milenaria que consiste en quemar la madera, resguardando su calidez bajo esa capa de resistencia que le aporta el fuego


" Había sobrevivido a una guerra devastadora en su cerebro y a la reconstrucción exterior"


La protagonista va haciendo acopio de sus recuerdos, compartiendo con el lector sus detalles más íntimos. Desde el principio sabemos que Halit siempre será especial pero se fue, y hasta que nos desvela qué sucedió con él, va intercalando su aprendizaje con la madera quemada, con sus relaciones sentimentales y con su desarrollo personal, especialmente el interior. Poco queda ya de esa Edith que construyó algo tan extraordinario que dejó a Naomi con la boca abierta. Confieso que la parte que se centra en su arte no me interesa en absoluto, a pesar de ser precisamente lo que da título a este libro. 



Sarah Hall nos va envolviendo en un relato profundo, muy bien contextualizado,  de narración lineal y tono grisáceo, y utiliza sus tretas para despistar al lector y no saber exactamente por qué derroteros quiere ir; para cuando te quieres dar cuenta, te ves en la parte final, rodeada de abandono, con unas cuantas lágrimas rodando por las mejillas, porque te hallas en terreno conocido, porque aunque las circunstancias son distintas, todos hemos vivido la misma situación. Y no quiero contar más. 


" La verdad de mis fantasías no se reveló hasta que nos dijimos adiós a la orilla del canal y me besaste. Tenías la barba dura y la boca suave, con sabor a anís. (...) Cuando nos separamos, tuve la sensación de que me ahogaba. Solo podíamos respirar con las bocas juntas ".


Madera quemada me ha calado hondo; como decía al principio, terminé la lectura abatida y asumo me dejará poso. Es de ese puñado de novelas que sabes recomendarás por activa y por pasiva. He intentado transmitir todo lo que me ha hecho sentir pero me he quedado muy muy corta. 

2 comentarios:

  1. Disfruto y sufro mucho también con este tipo de historias, así que tomo buena nota.
    Besotes!!!

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  2. Hay que ser muy valiente para abordar este tipo de lecturas, precisamente por eso, porque te van a emocionar igual más de la cuenta. Es un arma de doble filo. Recuerdo que cuando lo estabas leyendo ya pusiste alguna cita que impactaba. Me lo apunto, aunque a mí lo de la quema de madera tampoco me interese, jeje.
    Besitos

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